miércoles, 19 de agosto de 2015

La princesa y el guisante

Hace unos días estuve con mi chico y dormimos en una cama que a mí se me hizo incómoda ya que notaba los muelles todo el rato, pero en cambio él no los notaba y aún así me cambió el sitio hasta 3 veces para que pudiera estar cómoda, pero ya a la tercera me di por vencida y él me dijo que me parecía a la princesa del cuento de La princesa y el guisante. No conocía el cuento y cuando me lo contó esa comparación me hizo mucha gracia. En ese instante me sentí muy pequeña y vulnerable y quise aprovechar esa sensación de niñez para ilustrarlo.

No sé si os habrá pasado como a mí, que hay veces que aunque ya seáis mayorcitos, hay ocasiones en que actuáis de forma que os comparan o recuerdan a cosas que más tienen que ver con el mundo infantil que con el adulto. Tampoco trato de deciros que os tratan de inmaduros, ya que son cosas distintas y el tratar de inmaduro a alguien lo considero más bien como algo despectivo. Me refiero al hecho de que una parte de nosotros sigue siendo humilde e inofensiva y que en situaciones totalmente naturales a veces ese ser pequeñito sale a la luz. Pues creo que esas cosas hay que intentar conservarlas y cuidarlas; mimarlas mucho ♥

Por mi parte, intento mantener o incluso aprender a ser niña otra vez, me gusta creer sin caer en lo utópico de que la magia existe y de que dedicándole mucho amor a las cosas, pueden salir bien.

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